viernes, 24 de enero de 2014

Carta abierta


Dicen que escribir sobre lo que te ahoga ayuda a que duela menos y hasta se vuelve mas fácil respirar. Hoy entendí que si no te digo 2 o 3, o quizás más de 4 verdades seguirás persiguiéndome y estoy harta de correr. Así que, empecemos. 

Es extraño hablar de ti después de todo este tiempo. Aquí en mi habitación alguna que otra noche parlotean entre sí algunos sentimientos encontrados y uno que otro recuerdo. Y lo se, porque te conozco sé que desde que leas estas líneas, ese ego que alimentas con aduladores a los que en realidad le importas un bledo, crecerá tanto que no cabrás dentro de ti. Pero yo que tu, no me lo tomaba tan en serio.

Primero, vamos dejando claro que no esto no es por amor. Te cuento que hace ya mas de 2 primaveras que lo obligué a mudarse de mis cuatro paredes. Ni siquiera se te ocurra pensar que ando buscando tu perdón o una fortuita oportunidad. Hoy me cansé de vivir en esta esquina llena de polvo y de tus recuerdos. Hoy me mudo de aquí donde 19 días y 500 noches no fueron suficiente para resolver lo inconcluso, para callar mis dudas, para desaparecer los fantasmas y para completar los asuntos pendientes.

Tantas veces me he arrepentido de esta historia que he olvidado como te conocí. Hubiese querido leer entre líneas tus palabras y esas miradas, me hubiese encantado por primera vez haber escuchado mi instinto. Ese al que nunca le presto atención "por racional" pero que no se cansa de advertirme, y obvio de siempre tener la razón. Y no fui capaz de separar las cosas. Y solo quise dejarme caer. Mi inepta debilidad recayó en ti y mis tontas ganas de ser querida tanto como yo estaba dispuesta a querer interrumpieron el curso normal de nuestros caminos y tropezamos. Tropezamos de cabeza y sin amortiguador.

Y hablemos de culpas. Muchos hablan de un tal Cupido, que como cuenta la leyenda era un niño travieso y sin duda también malvado, que con sus flechas nos ha jodido la vida a todos. Pero yo no me como ese cuento. Estas culpas son tuyas y mías. Nuestras porque quisimos "ganarle" al tiempo y jugarle una zancadilla al destino, por creernos colegiados y enfrascarnos en vivencias de algo que en el fondo sabíamos imposible pero que por soberbia quisimos y dejamos pasar. 

Nunca pudiste entender que 1+1 es igual a 2 y no a 3, tampoco entendiste que soy de aquellas románticas que prefiere no ser de nadie, ni siquiera tuya, a pasar a ser el segundo plato de cualquier otra mesa. Que mala costumbre tiene tu "confusión" egoísta de no saber poner cada cosa en su lugar.

Hasta ahora logro entender que esta efímera historia siempre tuvo la particularidad de consumirse a millón x segundo, era la cuenta regresiva de un fracaso eminente que ha costado tu cabeza y la mía. Y lo aprendí. Aprendí cual era el pretérito en el que había que conjugar este amor.

Para no ser injusta y haciendo acopio del viejo adagio que dice que no hay verdad absoluta y que toda verdad tiene 2 caras, me atrevo a preguntarte: ¿Detrás de cual silencio se oculta la verdad?. Y solo por si no encuentras que mona te haga gracia y creas que tienes puertas abiertas a este circo, esta vez mi ausencia es olvido. Aunque a veces me pregunto yo,  ¿tú y cuantos olvidos más?

Es que no se puede querer con el corazón lleno de lamentos.

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