miércoles, 29 de julio de 2009

Te me perdiste y deje de buscarte

Te me perdiste una madrugada de Julio, o quizás fue en Junio. Te busque en todos lados, en el cielo, en el sol, en el mar; en la brisa de primavera y hasta me fui a invierno a buscarte. Te busqué en el lugar donde te encontré la primera vez, en aquella sonrisa pasajera que se desdibujo en el viento y no te encontré. Hasta en los caminos de mi alma, los de mi corazón pero no te encontré.

En el silencio de mi habitación una corazonada me dice que no te busque mas, que es mejor así, que me olvide de ti. Me duermo pensando y callando, al fin en sueños me veo de lejos, como contemplando una extraña pintura, donde estoy y donde me quede, donde me he perdido sin querer perderme, entre sonrisas fingidas debatiendo siempre el respirar por el vivir, sin más que pedir, sin más que esperar, solo en el silencio profundo que cubre lo que un día fui contigo. Rescato un pensamiento casi inalienable, entre un si y un no, entre el recuerdo y el olvido descubro que aún conservo un beso de tus labios y mi corazón oxidado.

Inexplicable pensé. Tan raro el sentimiento, tan increíbles las circunstancias. Decidí buscarte una vez mas y te encontré entre la bruma de aquella noche, casi irreconocible identifique tu cara, con otra expresión, con otro significado. Me levanté sobresaltada, confundida, mareada y casi sin entender, todavía aturdida, brotaron de mis ojos dos lágrimas, simplemente dos. Las ultimas con tu nombre y apellido, fue cuando comprendí que te me perdiste y fue cuando, deje de buscarte.

-Marie R. Viñas

lunes, 20 de julio de 2009

Y esta vez te olvide

Hoy en día me abruma la soledad y mi amargura crece. La tristeza se apodera de cada sentimiento puro y hasta de los no tan puros. Me hace falta todo lo pasado, esas cosas buenas que no se porque se han ido, sin embargo no las malas, no preciso acordarme de ellas. Han sido meses duros, semanas pesadas, días grises, donde la rutina diaria se convierte en mi peor consuelo.

He llorado tanto, como pocas veces en mi vida.

Pero ahora que decides volver, con tu mirada angelical y con tu sonrisa radiante, la que alumbra mis más oscuros días y da paz a los que brillan, diciendo cosas que un tiempo atrás hubiese pagado por escuchar pero que ahora ya no les veo sentido, no significan nada. Es como si algo dentro de mí se hubiese roto, tus palabras vanas y vacías ya no las escucha mi corazón y ya no puedes herirme. Tanto te lloré que no quedan mas lágrimas que derramar por ti, tanto te sufrí que no queda dolor en la tierra que te dedique, no hay canción que me duela escuchar pues ya ninguna lleva tu nombre, mucho menos tus recuerdos.

Y en la soledad de mi habitación, escarbo entre los recovecos mas profundos de mi alma y no te encuentro, solo encuentro un pedazo de amor mal gastado que con tinta casi invisible que dice tu nombre. Lo recojo y ya ni huele a ti, como si todo se hubiese evaporado en cada respirar y casi inconscientemente me veo destrozándote en mil pedazos. Tan pequeños que se los lleva el viento. Sonrío es la mejor sensación de todas. Ya te olvide.

Marie R. Viñas

Mis famosos antepasados

Mis célebres antepasados, personajes literarios, cultos e ingeniosos algunos son parte de la historia que atesora este país, definitivamente marcaron tendencia y dejaron su huella. Hoy siento más orgullo que nunca, repaso la historia de mi país y en estos libros encuentro el nombre de mi tatarabuelo Ramón (Mon) Cáceres. Me sorprendo, presiento inmodestia de mi parte al pensar que en mis venas corre sangre honorable y respetada, fue uno de los presidentes que en tiempos pasados gobernó el país, hombre con extremo liderazgo y gran determinación, ambiciones fantasiosas, mente brillante y corazón de oro, sin dejar atrás ni por un segundo los valores humanos que le fueron inculcados.

Como no mencionar a José Antonio Viñas Cáceres, hermano de mi abuelo, tío abuelo mío, no fue presidente, tampoco creo que haya sido figura pública muy reconocida, pero indiscutiblemente fue un ser con la inspiración a flote y la sensibilidad a flor de piel. He leído su libro, titulado “Sol en el Manantial”, donde escribe poemas bellísimos, unos de verso libre, otros dedicados. Los leí todos en una noche, estaba extasiada con aquel sentimentalismo y forma de exteriorizar sus mas íntimos anhelos. Le escribió a su madre, a su amor imposible, a la naturaleza, a su abuela hasta a las hermanas Mirabal. Comenzaron los años 70, Balaguer había ganado las elecciones, esta vez no sería por corto tiempo como su gobierno después de la muerte del dictador Trujillo, esta vez sería por un periodo de 12 años. Se vivieron momentos malos, regulares y buenos, el nuevo gobierno traía nuevas características, un nuevo modelo desarrollista que prometía la estabilidad social mediante el fortalecimiento de la economía nacional. Se vieron nuevas leyes, nuevas reformas, nuevas represiones y oposiciones, y un sin fin de cosas mas, que no vienen al caso mencionar y detallar en estos momentos.

Supongo que todo lo vivido lo inspiro aun mas a escribir y es que cada quien se inspira de manera diferente. Si de hablar de mis favoritos me toca, no puedo nombrar solo uno, pues todos dicen cosas tan profundas, tan sinceras que me identifico con cada uno de ellas. Creo que he heredado mi amor y pasión por la escritura de él. Gracias tío. Mil gracias.

Ahora me toca hacer mención a uno de los hombres que mas he admirado. A pesar de que no tuve la dicha de conocerlo y de vivir sus anegadotas e historias inventadas para ampliar la imaginación de sus pequeños amores y aunque tampoco conocí su rostro o su calva brillosa, como de magnate perspicaz, audaz e inteligente, ni tuve el honor de ver su sonrisa y sentir su amor paternal hacia los hijos de sus hijos, aunque nunca oí de sus labios un “Te Quiero”, una palabra de aliento o un regaño ni tampoco fui participe de sus complacencias desmedidas simplemente porque no podía ver triste o en necesidad a algún miembro de su extensa familia, COMO LO AMO, como lo honro, como me enorgullece. Ese es mi abuelo, Manuel de Js. Viñas Cáceres.

Nunca he escrito de ti, pues poco se. No existió tiempo, momento, años, meses o incluso instantes a tu lado, partiste muy joven, el año antes de mi llegada, nunca te oí reír, hablar o recitar pero de alguna extraña forma te siento dentro de mí. Tuyo tengo solo recuerdos, fotos, escritos, artículos de periódico y el recordatorio de tu fallecimiento que me remontan al pasado, cuando estabas aquí, con ellos. Solo te he soñado 2 o 3 veces. Siempre me dices lo mismo, “Cuida mucho a tu mamá... Ya es hora de partir.” y lloro desconsoladamente frente a ti, mientras te oigo decir, “Cálmate, no llores mas, aquí estoy contigo, nunca estarás sola…” es entonces cuando me invade una tristeza casi irreconocible y mis ojos se vuelven a llenar de lágrimas.

Desapareces entre las nubes y la luz cegante que me impide verte hasta el instante en el que te has esfumado como fantasma. Has apretado tan fuerte mi mano que tu perfume sigue entre mis dedos, los aprieto haciendo un puño pues no quiero que se disgregue tu olor. Son sueños tan llenos de amor y ternura que juro que han sido realidad y no quiero despertar.

Me maravillo al escuchar como hablan los demás de ti, de tus hazañas, de tus cuentos y ocurrencias, de tus vivencias, de tus logros hasta de tus enojos, desespero y derrotas, re confirmo todo de nuevo y es como si yo también lo hubiera vivido. Me pregunto si sabrás que a ti también te amo, te extraño y te necesito, si sabrás que existo, que yo también soy tu nieta; y te dedico este fragmento, para finalizar, escrito por tu propio hermano:

Casi atado al recuerdo
De la tierna sonrisa
Bajo el árbol
Sin hojas
Y sin nidos,
Sin frutos
Y entre sombras
De la tarde infinita
De tu triste partida
Cargado de memorias,
Casi atado al recuerdo
De la tierna sonrisa,
Que conocí en tus ojos.

Esperando que el tiempo
Me devuelva en el viento
Los ecos de las voces
De tu dulce palabra,
Tu palabra distante
Que fue casi plegaria.

En mi pecho,
Tu ausencia.
Y en mis ojos
Las lagrimas…
Casi atado al recuerdo
De la tierna sonrisa.

Marie R. Viñas

Entre tu distancia y yo

Entre tu distancia y yo ya no queda nada;
no quedan palabras de perdón;
no quedan cosas por decir;
ni besos por dar.

Entre tu distancia y yo hay un abismo;
donde estamos los dos;
donde están los sueños que construimos juntos;
donde están las risas hechas carcajadas;
y las lágrimas hechas llanto.

Entre tu distancia y yo solo quedará el recuerdo
de un amor que fue amor por segundos
y de un olvido que ya es eterno.

Duele esta distancia entre los dos;
mas la acepto;
tu camino tomo otro rumbo y así también el mío;
en la memoria solo quedará el recuerdo
de lo mas dulce de todo lo amargo que he vivido;
todo quedará entra tu distancia y yo.

-Marie R. Viñas